ORGANIZACION Y LÓGICA INDUSTRIAL

El rol del operario que lubrica

Con todas la novedades que aparecieron en el rubro lubricación, desde los lineamientos de los programas de mantenimiento preventivo hasta las tecnologías presentes en los lubricantes, el rol del lubricador no podía quedar al margen de tantos cambios.

Del viejo concepto de asignar esta tarea al aprendiz o al operario con menos aptitudes para otras operaciones productivas, hemos llegado, en la actualidad, a necesitar  técnicos u operarios capacitados con formación media, que cumplan las rutinas de lubricación con mayor valor agregado.

Ciertamente que la primera opción rara vez nos daba la seguridad de tener nuestros equipos lubricados en forma correcta con un buen control del desgaste, ya que el operario destinado no siempre asumía la responsabilidad total sobre los resultados, y en caso de tener mayor predisposición o capacidad para ello, era ascendido y trasladado a otras áreas y reemplazado por otro aprendiz que continuaba con las tareas en forma repetitiva y carente de mejoras. Por esta situación se perdían las ventajas de haber elegido un buen lubricante o de haber realizado un pretencioso plan de lubricación.

En cambio, tener la lubricación y el control del desgaste en manos de un técnico u operario capacitado en el tema, nos abre todo un camino de mejoras continuas y nos asegura una mayor disponibilidad de máquinas y una mayor vida útil de nuestros equipos.

El rol de esta persona no es sólo cumplir las hojas de ruta generadas por el sistema de mantenimiento, sino estar al mando de toda gestión inherente a una buena aplicación y control de cada uno de los puntos a lubricar, aplicando criterio para decidir y proponer cambios que permitan lograr llegar con el mejor lubricante, en las mejores condiciones  y de la mejor manera.

Solamente el lubricador conoce las dificultades de lubricar con herramientas inadecuadas o insuficientes, de tener puntos de lubricación que presentan errores mecánicos o fallas de montaje (alemites en lugares inaccesibles, obstruidos, que no coinciden con los canales de lubricación, tapones de carga y descarga de cajas reductoras ocultos o anulados, espacios reducidos, etc.). Sólo el lubricador (a veces una sola persona) asume las consecuencias de las rutinas implementadas (para bien o para mal) por todos los otros sectores.

El lubricador es nuestra primera señal de alarma.

Es por eso que la importancia de su opinión y la de su participación en las decisiones sobre aplicación y control de lubricantes es indiscutible.

Ninguna tecnología de avanzada en lubricantes puede cumplir su función antidesgaste si no se coloca en el lugar adecuado y en el momento oportuno

Existen muchas maneras de resolver aplicaciones complicadas y tablas de cálculo para determinar cantidad de lubricante y frecuencia de relubricación; y también hay disponibles distintas herramientas que facilitan la tarea del operario. Se pueden lograr óptimos resultados con una correcta selección de los métodos y herramientas a utilizar.

No dudemos en darle todas las alternativas al lubricador; todas las posibilidades para una revalorización de las tareas a cumplir, todo el soporte técnico para un perfecto control del desgaste.


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